EL VESUBIO

En el centro clandestino de detención El Vesubio también hubo víctimas de diferentes nacionalidades. Entre ellas se encontraban Elisabeth Käsemann, alemana; Héctor Oesterheld, Juan Thanhauser, Guillermo Ricny und Rolf Stawowiok, descendientes de alemanes y Wolfgang Achtig, austríaco.

La Fundación Elisabeth Käsemann apoya el proyecto de construir un memorial en el lugar donde se encontraba el centro clandestino de detención «El Vesubio».

LUGAR E HISTORIA

El Vesubio está situado en la provincia de Buenos Aires, en el cruce de la ruta que lleva al Aeropuerto Internacional Pistarini en Ezeiza con la ruta nº 4 conocida como Camino de Cintura. El terreno sobre el cual se encontraba El Vesubio pertenece hoy a la Municipalidad de La Matanza, en el conurbano oeste de Buenos Aires. En los años setenta el terreno pertenecía al Servicio Penitenciario Federal. El campo de detención incluía tres casas de estilo colonial y una piscina al aire libre. Ya había sido ocupado anteriormente por el grupo paramilitar Alianza Anticomunista Argentina – la Triple A – desde el año 1975, utilizándolo como centro de detención ilegal. Tras el golpe militar del año 1976 siguió en funcionamiento bajo la administración del 1er Cuerpo de Ejército, al mando del General Guillermo Suárez Mason. Hasta su disolución y demolición completa en el año 1979 a raíz de la inspección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), habían pasado más de 2500 personas por el centro clandestino de detención El Vesubio, de las que solamente hubo unos pocos sobrevivientes. La mayoría de ellas están actualmente desaparecidas. Entre las víctimas se encontraba Elisabeth Käsemann y también Héctor Oesterheld y Juan Thanhauser, ambos de origen alemán.
Foto: Memoria Abierta
Reconstrucción virtual de los cuartos de detención y tortura. Foto: Memoria Abierta

LA VIDA EN EL CENTRO CLANDESTINO DE DETENCIÓN

Los prisioneros estaban alojados sobre el suelo mayormente en celdas angostas semejantes a nichos mortuorios. No les estaba permitido levantarse y tenían que llevar puestas todo el tiempo una especie de capucha que les cubría completamente la cabeza. Estar vendado día y noche y aislado del resto de la población se llamaba tabicamiento. Estas situaciones producían una hipotrofia muscular y una desorientación espacio – temporal severa. Una vez al día eran conducidos a las instalaciones sanitarias, a veces individualmente y otras por grupos y en fila, caminando encapuchados – es decir, sin poder ver – y apoyando las manos sobre el hombro del que iba delante. A veces ante la solicitud de ser conducidos al baño, los guardianes dejaban esperar a las víctimas durante horas, lo que los obligaba a hacer sus necesidades en latas que quedaban días enteros en las celdas antes de ser retiradas. Bajo cometarios cínicos de los guardianes, los prisioneros eran llevados a las duchas. Estas situaciones eran aprovechadas para la violación y el acoso sexual.
Reconstrucción virtual de los cuartos de detención y tortura. Foto: Memoria Abierta
Los prisioneros recibían alimento una vez al día, una especie de guiso de arroz, o fideos, o legumbres secas, que a menudo estaba en mal estado y en los que podían encontrarse gorgojos e incluso gusanos. En el mejor de los casos, por la mañana recibían mate cocido y eventualmente un pedazo de pan. A los prisioneros recién llegados se les asignaba un número a modo de identificación. En vez de ser llamados por sus nombres, eran llamados por estos números para ir a las duchas, a la tortura, a ser sometido a un simulacro de fusilamiento o a la conducción efectiva a su muerte. La negación de su identidad y la simulación de su fusilamiento producían en las víctimas una devastación psicológica tal, que en algunos casos rozaba la pérdida del sentido mismo de su humanidad.

La tortura física de un prisionero podía extenderse por días e incluso semanas. Durante ese tiempo eran brutalmente golpeados, recibían descargas eléctricas en las partes más sensibles del cuerpo o se los sometía a los límites de la asfixia con el «submarino», una técnica de ahogo similar al waterboarding. En ocasiones, los prisioneros eran sometidos a ver u oír la tortura de sus familiares. Hubo un caso en el que una madre fue obligada a presenciar la tortura de su hijo de 14 años.

PROYECTO EL VESUBIO

A pesar de que ante la inminente visita de la Comisión Internacional de DDHH en 1979 las construcciones del predio fueron demolidas por personal del Ejército para destruir y ocultar pruebas sobre la existencia de campos de concentración en Argentina, los cimientos de las casas y otros rastros que todavía permanecen coinciden con las descripciones de sobrevivientes y dan cuenta de la existencia de El Vesubio como Centro Clandestino de Detención.

El estado actual del sitio y su relevancia para los procesos legales en Argentina

En el marco de los procesos legales abiertos actualmente en el país (llevados adelante en el marco de la justicia ordinaria) las inspecciones oculares a las ruinas de este Centro Clandestino de Detención fueron de gran valor probatorio, tanto de su propia existencia como de los dichos de los testigos.

No sólo por el valor probatorio que este sitio tiene para la justicia, sino con el fin de preservar la memoria, resulta imprescindible que este ex Centro Clandestino de Detención sea preservado, que no se borren sus huellas como parte de la historia de las dictaduras, que no se banalice lo allí ocurrido, que el lugar se visibilice y sea puesto en valor.

Las inclemencias del tiempo han deteriorado los restos de las edificaciones y hacen evidente la necesidad de proteger las pruebas hoy visibles y de encontrar otras a través de un trabajo profesional especializado.

El Proyecto de Preservación y medidas estructurales

El Proyecto de Preservación elaborado por la Comisión Vesubio y Puente 12 y Memoria Abierta, fue presentado a la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación.

El proyecto propone preservar y proteger de la exposición directa a la intemperie los cuatro sectores que forman el ex CCD y que poseen estructuras de cimientos a la vista (edificaciones demolidas), así como las denominadas áreas protegidas.

También pretende incorporar una edificación nueva para alojar una oficina técnica. Esto implica, entre otras acciones:

 

  • desarrollar un nuevo acceso al predio,
  • techar los cuatro sectores con cimientos a la vista con una cubierta metálica de chapa galvanizada,

     

  • eplantificar un tabique de hormigón perimetral de protección para cada uno (evitando el ingreso de agua de escurrimiento)
  • crear un área de protección perimetral compuesta de un talud de césped de 5m de ancho,
  • construir pasarelas, que vincularán los distintos sectores y que generarán un circuito que se utilizará tanto para el desarrollo de los trabajos arqueológicos como para el recorrido de los visitantes,
  • edificar protecciones y rampas
Las obras proyectadas permitirán además el desarrollo de trabajos de excavación arqueológica que harán visibles los cimientos de la totalidad de los recintos y edificaciones del sitio.

Axonométrica de Conjuncto – Proyecto arquitectónico /arqueológico de preservación del CCD El Vesubio. (Imagen Memoria Abierta)..

Planta de Conjunto – Proyecto arquitectónico /arqueológico de preservación del CCD El Vesubio. (Imagen Memoria Abierta).